Txema Gorria
Llevo más de cinco años coordinando grupos de Bioenergética y he sido tutor de la XVII promoción de Terapia Gestalt en Equipo Centro.
Hace quince años inicie mi proceso terapéutico después de tomar conciencia del profundo desconocimiento que tenía acerca de quién era yo y de qué manera proyectaba en los otros mi propia insatisfacción y dolor.
En mi proceso con la terapia Gestalt empecé a hacer consciente ese dolor que sentía dentro de mí, así como sus orígenes. Eso hizo que de alguna manera sintiera cierto bienestar por la liberación de mis emociones y de la represión que me acompañaba, pero los cambios que observaba eran muy escasos, la descarga emocional no era suficiente. A pesar de tomar conciencia de lo que me sucedía, esto no bastaba para observar cambios significativos en los rasgos neuróticos de mi carácter.
El inicio del trabajo bioenergético me conectó con una sensación de plenitud que me permitía integrar a nivel corporal aquellas sensaciones que había percibido de manera intelectual. El cuerpo hablaba en mí y se hacía real, ya no era sólo pensamiento y descarga emocional. Era capaz de sentir mi cuerpo y escuchar la información que me ofrecía sobre mis necesidades. La liberación de los bloqueos corporales, además, dejaba disponible en mí más energía para atender nuevas necesidades.
Por último, mi trabajo en el eneagrama con Juanjo Albert me conecta con una dimensión espiritual o transpersonal que unifica todo aquello que en mi proceso me ha ayudado a llevar una vida más satisfactoria. Diría que me ha hecho aprender que soy el único responsable de lo que hago y de lo que elijo. No hay un otro a quien responsabilizar o culpar. Sólo estoy yo. Y también que el aburrimiento es toda una fuente de cambio. Aburrirme de ver que hago una y otra vez lo mismo y que debajo se esconde una misma necesidad.